Karla
Guerrero
"Busco personajes o abstracciones que creen un punto de interés, dentro de la representación de lo cotidiano o comúnmente ignorado, y a pesar que, mis espacios terminen en un estado bidimensional, existe una generación de pequeños símbolos esperando a que tengan un diálogo con quien les mire y pueda otorgarles una significación."
Karla Guerrero (n. 1993) fotógrafa, curadora digital y gestora cultural, radicada en la Ciudad de México. Obtuvo su licenciatura en Comunicación Visual de la Universidad de la Comunicación, actualmente cursando un Máster en Desarrollos Sociales de la Cultura Artística de la Universidad de Málaga. Su praxis fotográfica comenzó mientras obtenía sus diplomas en fotografía de la Fundación Pedro Meyer y la Academia de Artes Visuales. En 2019 fundó Femgrafía @femgrafia, plataforma de difusión e investigación sobre el trabajo fotográfico de mujeres en América Latina y España.
1. ¿Cuál fue el punto de inflexión en tu historia personal donde la fotografía pasó a ser parte esencial de tu vida?
​
K.G: Creo que la fotografía ha sido siempre esencial; desde la relación íntima con mi archivo familiar y la fotografía instantánea, sólo que el reconocimiento de ello fue hasta que empecé a producir imágenes, formar series, y reconocer cada vez más ese vínculo visual.
​
Por otro lado, para mí sostener una cámara es poder reflexionar muchas cosas, fluir con el momento, con el objeto y el espacio; repensarlo o evocarlo.
​
Empecé mi praxis fotográfica hace siete años, mientras terminaba la carrera en Comunicación Visual. Empecé a cursar unos diplomados en fotografía en la Academia de Artes Visuales y en la Fundación Pedro Meyer.
​
2. ¿Cómo ha sido tu camino de formación en fotografía?
​
K.G: En respuesta a lo anterior, añadiría que mi formación en fotografía fue complementaria a mi carrera y que generó en mí un mayor interés por conocer teóricos de la imagen como Walter Benjamin, Susan Sontag, Georges Didi-Huberman, han sido gran influencia en mi trabajo, tanto en imagen como en lo escrito (durante el 2017 a 2020 escribía sobre fotografía y cultura visual en Revista Circe, Espacio Gaf y ViceVersa Magazine).
​
3. ¿Cómo son tus procesos creativos?
​
K.G: Dependen principalmente del proyecto que esté realizando. Gran parte de mi trabajo se mueve con la búsqueda de la experiencia fenomenológica en y con la fotografía. Así que, parto de muchos referentes teóricos y literarios; mi proceso viene de lo que me encuentre leyendo o lo que esté latente en mi inconsciente en el momento que estoy generando imágenes. Mis imágenes, pareciera que surgen de conceptos o la búsqueda de alguna definición; líricos o de instantes poéticos. Pero descubriendo mi entorno desde este acercamiento filosófico que es la fenomenología (disciplina que estudia la estructuras de consciencia, desde una experiencia directa. La manera en que las cosas se manifiestan). Analizando el comportamiento de la mirada, las interacciones de uno mismo entre objetos, exploraciones espaciales en experiencias de fugacidad y ausencia: memoria, pérdida y vacío.
​
Por otro lado, me considero una amateur de la Historia del Arte. Existen corrientes y vanguardias, que han dejado huella y significado, en diversas facetas en las que he producido algún proyecto e imagen, por ende creo que mis referentes en cuanto a luz, composición, paleta de color, vienen de la pintura. Comentarios hacia mi trabajo han señalado una cierta similitud con lo pictórico y por mi parte, me es interesante que se pueda percibir esas referencias.
​
Muchas de mis imágenes muestran un interés por observar y analizar el espacio. Me interesa fotografiar espacios de una manera en que resultan una combinación de interiorismo y naturaleza muerta, más que experimentar con la perspectiva o profundidad, busco personajes o abstracciones que creen un punto de interés, dentro de la representación de lo cotidiano o comúnmente ignorado, y a pesar que, mis espacios terminen en un estado bidimensional, existe una generación de pequeños símbolos esperando a que tengan un diálogo con quien les mire y pueda otorgarles una significación.
​
4. ¿Cuáles son las estrategias de difusión de tu trabajo?
​
K.G: Honestamente no creo tener alguna estrategia. He participado en exposiciones y obtenido algunos reconocimientos, pero mi motivo es tener un espacio para una retroalimentación, más allá de un premio. Con ello, también vienen implicadas las publicaciones o actividades que dan permiso a ver imágenes y dialogar, por lo que mi trabajo ha sido publicado internacionalmente en diversas plataformas y revistas, tanto independientes como establecidas, así como expuesto internacionalmente.
​
Actualmente me encuentro en una nueva faceta como gestora cultural y generando propuestas curatoriales (principalmente para exposiciones digitales) así que no se si eso llegue a influenciar en la difusión de mi trabajo personal.
​
5. ¿Consideras la publicación del fotolibro como esencial? ¿Por qué?
​
K.G: No precisamente o al menos que el proyecto necesite ese formato de salida. Generar un fotolibro es algo que plantearse y dar el tiempo necesario para su realización. Creo que hay proyectos que pueden abordarse mejor en el formato del fotolibro, por los grados de lecturas que puedes tener y generar, más allá de encajar en todo tipo de espacio de exhibición. Me parece incluso un formato poco explorado y que debería de repensarse. Hoy en día, sí que hay un interés, pero aún queda en el aire la razón de trabajar con este formato.
​
6. ¿Qué significa para ti el concepto de fotografía latinoamericana?
K.G: Una mirada oculta. Lo digo porque, en estos últimos tres años y medio, he estado revisando portafolios principalmente de artistas latinxs. Y me parece que la forma en cómo la escena ha difundido la fotografía latinoamericana no deja de alejarse de estereotipos. El talento que hay en latinoamérica es muy diverso, aunque hay imágenes que son fuera de lo común y que no son mostradas o quizás no se les de tanta difusión, dentro de latinoamérica y como resultado, su éxito al momento de internacionalizarse.
​
Me gusta que fuera de países de Latinoamérica exista un reconocimiento e interés, pero me gustaría que esa misma efervescencia, también surgiera en casa. Porque, por ahora, esas miradas que traen nuevas narrativas permanecen “ocultas” brindando mensajes que muy pocas personas pueden decodificar por tener ese acercamiento.
​
7. ¿Qué opinas de la educación de la imagen en la sociedad; educación escolar u otra y cómo conectas la educación con tu trabajo?
​
K.G: Creo que la educación en el arte en general es importante. Y creo que hay muchos espacios para la formación en la fotografía, de manera formal y semiformal, en formatos digitales y físicos, aunque todavía hay oportunidades a contemplarse para mejorar programas académicos, más inclusión para la docencia, en especial para mujeres o personas que se identifiquen como mujer.
Y sobretodo contemplar las necesidades e intereses de nuevas generaciones, ¿qué esperan o buscan dentro de una educación en fotografía? si por ejemplo, se inclinan más por contenidos de acceso libre (blogs, tutoriales, etc) y generar su propia formación de manera complementaria.
​